Consejos para minimizar el riesgo de enfermedades de transmisión sexual

Además de vital desde el punto biológico, la actividad sexual es una de las cosas más placenteras que existen. Lamentablemente, cuando no se afronta con responsabilidad, se corre el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual, pasando del placer al sufrimiento.

La interacción sexual es la vía de transmisión de una extensa lista de enfermedades en humanos. Se trata de alrededor de 30 microorganismos, entre virus, bacterias y parásitos, que pueden transmitirse mediante las distintas actividades sexuales.

En algunos casos se transmiten también de madre a hijo, en el embarazo, parto o durante la lactancia.

Provocando enfermedades que acarrean problemas de salud de gravedad variable, incluida la muerte, así como inconvenientes de tipo social y psicológicos.

Lamentablemente, algo tan natural y necesario como la actividad sexual, se ve afectado por una serie de tabúes que terminan incidiendo en la propagación y en el control de estas enfermedades.

Para que tengamos una idea, se estima que, diariamente, más de un millón de personas contraen alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS), o también llamadas ITS, por infecciones de transmisión sexual.

A su vez, estas enfermedades aumentan la posibilidad de cáncer, generan estigmas sociales, provocan infertilidad, problemas en el embarazo, discapacidad y hasta la muerte.

La relevancia de la incidencia de dichas enfermedades y el terrible impacto que tienen para la salud física y psicológica de las personas, plantea la necesidad de saber cómo minimizar los riesgos de contraerlas.

Las enfermedades más frecuentes y graves

De todos los agentes que causan enfermedades de transmisión sexual, hay 8 que tienen los mayores índices de incidencia. De estos, hoy en día se cuenta con la cura para cuatro de estas enfermedades, la gonorrea, la sífilis, la clamidiosis y la tricomoniasis.

Sin embargo, las 4 restantes son transmitidas por virus y hasta ahora no tienen cura, se trata del herpes simple (VHS), los virus del papiloma humano (VPH), la hepatitis B y el VIH.

¿Qué hacer para minimizar los riesgos de contagio y propagación?

La gravedad de estas enfermedades, que alcanzan carácter de pandemias crónicas, requiere que todos contribuyamos en la implementación de las medidas para prevenirlas.

Esas medidas van desde la educación sexual a todos los niveles, pasando por la asignación de recursos financieros para la investigación relacionada con dichas enfermedades, hasta la imperiosa necesidad de que cada uno de nosotros siga unos consejos básicos que ayudan a prevenirlas.

Instrúyete acerca de estas enfermedades y promueve la educación sexual

El primer paso para abordar un problema es conocer todo lo relacionado con el mismo.

En este caso, educarse sobre las enfermedades de transmisión sexual, sus causas, vías de transmisión y consecuencias, así como sobre los mitos y tabúes que las rodean, te ayudará a prevenirlas con mayor seguridad.

Así mismo, te convertirás en comunicador de ese conocimiento sobre las ETS, contribuyendo a crear una comunidad informada y responsable. Lo que redundará en tu propia seguridad sexual.

Es importante que promuevas el derecho a la educación sexual, ya que, como bien señala el portal ElicebergdeMadrid, la educación sexual es una forma eficiente de prevenir las enfermedades de transmisión sexual.

Siendo particularmente importante la educación sexual dirigida a los adolescentes, quienes corren más riesgo de abordar la sexualidad sin los conocimientos adecuados.

Usa siempre y adecuadamente los preservativos

Sin duda, esta es la medida más valiosa en lo que se refiere a reducir los riesgos de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

La mayoría de los patógenos que provocan estas enfermedades, particularmente las más severas, se transmiten a través de los fluidos corporales, por lo que el uso del condón o preservativo es una valiosa barrera.

Se ha comprobado que si se usan sistemática y correctamente, los preservativos son uno de los métodos más eficaces de prevención para las enfermedades de origen viral, como el VIH.

Lamentablemente, su eficacia disminuye para enfermedades bacterianas causantes de úlceras extravaginales, como el herpes vaginal o la sífilis.

En todo caso, aparte de no tener sexo, la mejor medida para evitar enfermedades de transmisión sexual es el uso del preservativo. Eso sí, asegúrate que estén en buen estado y que no hayan caducado.

El uso de microbicidas es una alternativa

En aquellas ocasiones en que te enfrentas a relaciones sexuales con una pareja no habitual, una opción puede ser recurrir al uso de microbicidas, previo a la relación o posterior a la misma.

Claro está, no es una alternativa que deba usarse recurrentemente, dado los potenciales problemas de resistencia a los antimicrobianos que pueden generar estos tratamientos profilácticos.

Las vacunas

La investigación para el desarrollo de vacunas para prevenir varias de las enfermedades de transmisión sexual existentes está en pleno desarrollo.

Ya hay vacunas bastante efectivas para combatir el VPH y la hepatitis B, que se vienen utilizando en gran parte del mundo. En el caso de la vacuna contra el VPH, ten en cuenta que es una importante vía para reducir la incidencia del cáncer del cuello uterino.

Por otra parte, se sabe que la vacuna para prevenir la meningitis (MenB) te proporciona protección adicional contra la gonorrea.

También hay avances en vacunas contra el VIH y contra el herpes genital, y se incursiona para el desarrollo de vacunas contra la gonorrea, la tricomoniasis y la sífilis.

La circuncisión

Más allá de las connotaciones religiosas que tiene esta intervención quirúrgica para ciertas culturas, lo cierto es que se ha comprobado que la circuncisión masculina tiene una incidencia positiva al disminuir la probabilidad de contraer ciertas enfermedades de transmisión sexual.

Está científicamente documentado su papel positivo en la prevención de cánceres asociados a los virus del papiloma humano (VPH) y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

De hecho, cada vez más estudios asocian la circuncisión masculina con menores probabilidades de contraer VIH. También, cumple un papel positivo en la prevención de infecciones por Chlamydia.

El problema de la promiscuidad sexual

No hay duda de que mientras más parejas sexuales tengas, menos conocidas sean y, sobre todo, si los encuentros sexuales son poco planificados, mayores serán las probabilidades de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

No se trata de convertirte en monje o monja, pero, sí, de tener una vida sexual racional, tomando ciertos cuidados de con quién tienes relaciones sexuales.

Más allá de cualquier otra válida consideración, es indiscutible que una relación monógama mutua es una estrategia poderosa para evitar las enfermedades de transmisión sexual.